Dinero.
Dinero. Pasta. Lana. Varo. Morlacos. Moolah. Contante.
La vida actual gira en torno al dinero. Cuando niños, no hay tanto problema, salvo que a veces tus padres no pueden conseguirte ese lujoso juguete o, en la actualidad, ese celular de más de 10 mil pesos que tu youtuber favorito USA y estás encaprichado en conseguir. Sin embargo, la edad adulta rápidamente se convierte en una serie de problemas en los que, en 9 de cada 10 ocasiones, tienes que contar cada centavo que tienes en la mano.
Deudas. La vida adulta moderna se reduce a la cantidad de deudas que tienes que reducir de tu de por sí baja paga mensual: la renta, los servicios por pagar, los pasajes, la comida, ese pago en abonos chiquitos que te cobran semanalmente y que todavía te faltan meses o hasta años para terminarlo, mientras buscas otra manera de conseguir un préstamo para pagar por el siguiente artículo en la lista de productos innecesarios que te emociona tanto conseguir porque o bien es el más nuevo o porque necesitas presumirlo en familia o sociedad. El consumismo es paralelo a lo faroles que somos como personas en sociedad.
Como un tercermundista hecho y derecho y como alguien consciente de lo que gana, conozco mis limitaciones a la hora de comprar cosas. No mentiré diciendo que no quiero más de mis pasatiempos, pero no me veo endrogándome con alguna tienda departamental para comprar algo a meses sin intereses y luego desecharlo por lo más nuevo, algo que el norteamericano promedio hace con suma frecuencia. Como ejemplo diré que anoche vi un video en el que dos canadienses decían que el público se verá forzado a comprar nuevo software en una consola porque la anterior será descontinuada y francamente el comentario me repugnó, ya que soy de la creencia que hay que sacarle el jugo a las cosas que tenemos y no desecharlas. Crecí así, después de todo, y nunca he tenido ese estúpido complejo de querer sentirme rico porque tengo el mismo celular que alguien que lo pagó de contado y yo a meses. Podría ponerme a hablar de la desigualdad en la distribución de la riqueza, pero ni al caso, la verdad. Mi punto es, decididamente, más simple.
Tengo deudas. Todos tenemos deudas. Y hay veces en las que termino gastando en cosas que no quiero por debidas razones. ¿Me duele el codo? ¡Pues claro, no gano 25 mil a la quincena! Y aún si lo hiciera, preferiría guardar dinero para los malos tiempos en lugar de gastar a lo pendejo, pero ay de mí, me duele gastar mi dinero, aún en cosas mías. Quizás sí es porque soy codo, pero me he visto en problemas económicos antes y como alguien que no sabe manejar bien su dinero, todo gasto pesado me duele; peor tantito cuando descubro que se me va más por gastos hormiga y ahí me frustro conmigo mismo.
Ser adulto es difícil, a veces. Es muy satisfactorio, pero es bien pinche difícil a veces.
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