#RetoRayBradbury -Semana 10-
10.- 36 horas.
"36 horas desde la última transmisión".
La voz ligeramente femenina de la computadora no dejaba de golpearme los oídos, junto con un pitido agudo que duraba dos segundos. Luego venían dos segundos de silencio y continuaba el pitido. Y así durante las últimas 12 horas. Frente a mí, tenía el eterno silencio del espacio.
¿Cómo había llegado ahí? Apenas y podía recordarlo. Sólo recuerdo que desperté en la cápsula de escape, con raciones para por lo menos un par de semanas, dos tanques de oxígeno artificial y moviéndome en curso a la estación de emergencia más cercana, queposiblemente estaba a cientos o a miles de kilómetros desde mi posición. Las primeras horas fueron dolorosas: la cabeza no dejaba de dolerme, tenía un regusto a metal en la boca y estoy seguro de que aquella mancha amarillenta en el piso de la cápsula eravómito.
Mientras tanto, me familiaricé de nuevo con la cápsula: de no más de tres metros por cinco, tenía un asiento cómodo, un pequeño maletín con las raciones y dos tubos pegados en la parte superior de la nave llevaban el oxígeno y retiraban el dióxido de carbono que salía de mis pulmones. La consola de control brillaba en aquella noche eterna; sus luces verdes, azules y rojas me recordaban a mi hogar, por alguna razón. Cerca de la pantalla principal, alguien había colocado algunos dibujos en papel plastificado, pegados con goma epóxica: habían casas, árboles, y un dibujo vagamente infantil de un viejo transbordador espacial. Me hicieron sonreír y sentirme un poco mejor. En la parte trasera, había una palanca de emergencia para detener la nave en caso de que algo inevitable pudiera aproximarse y, usando pequeños chorros de aire, poder mover la nave ligeramente de ángulo para evitarla. Sólo se podía usar este truco una vez, y más me valía no olvidarlo.
Poco después de unas horas, fue cuando la señal de alarma comenzó: "24 horas desde la última transmisión". Busqué alguna manera de detener la alarma en la consola, pero no encontraba la manera: por alguna razón la pantalla parecía rota o que no funcionaba del todo bien y esto afectaba lo que pudiera hacer en la nave. Suspiré resignado y busqué entre las cosas del maletín una caja aún más pequeña, en la que dentro se hallaba un dispositivo que al ponerse en el oído, removía los sonidos en el ambiente. Por desgracia no se encontraba allí y comenzó mi largo y lento tormento, en el que cada dos segundos se escuchaba el pitido, luego los dos segundos de silencio, y se repetía el proceso ad nauseam. Y así pasaron otras doce horas.
"Bitácora de la cápsula. Grabación 0-7-4-2-8. Han pasado 72 horas desde que desperté aquí. La comida debe resistirme por al menos semana y media, si la raciono un poco mejor. El agua se mantiene estable; mientras coma un cubo al día, estaré bien por otra semana. Revisé los datos de locación y lancé otra señal de auxilio por el canal J7. Sin respuesta. No sé qué hacer. Sólo espero que alguien reciba la señal. Cambio y fuera".
Rompí la bocina hace un par de días. Ya estaba harto y por alguna razón mi respiración comenzaba a seguir inconscientemente el patrón de la alarma. Tuve que detenerla antes de que me diera una taquicardia. La comida disminuye demasiado rápido: apenas y me quedan un par de bolsas de comida y mi agua se redujo a tres cubos. Tengo que lamerlos para poder subsistir un poco. Incluso comienzo a pensar en si mi propia orina podría servirme, mas todavía no es momento para considerarlo seriamente. No he visto más que oscuridad a mi alrededor por lo que se siente han sido semanas, quizás meses. "Bitácora de cápsula. Grabación 0-9-8-2-7. Mando la señal por radio y por luz una y otra vez, pero nadie responde. No tengo idea de en dónde me encuentro: mi cápsula comienza a contaminarse y si el oxígeno se acaba... Sólo ruego que alguien vea mi SOS antes de que sea demasiado tarde...".
La comida se terminó hace ya unos días. El agua se ha reducido a apenas una pequeñísima parte de un cubo en la caja. El aire está enrarecido y el baño comienza a funcionar mal. Afuera noté que a lo lejos hay una estrella más brillante que las que me rodean. Quizás sea un planeta, pero ya no estoy seguro de nada. Rompí la pantalla en un espasmo de furia. Estoy perdido. A la deriva.
"Bitácora de cápsula. Grabación 0-9-9-5-7. Estoy cansado. Quiero dormir. La luz me enceguece. Me duelen los ojos. No sé si sea un planeta, una estrella o una maldita estación, pero sólo quiero descansar. Perdón, mamá. Quería que vieras a tu hijo ser exitosoen un nuevo mundo, pero *sollozos*, no lo logré. Lo siento. Iré a dormir. Adiós a todos".
-...tenemos, lo tene-
-...área Médica, ahora, no hay tiem-
-...Está volviendo en sí, doctor-.
-Bien, apliquen una nueva dosis y métanlo en la cámara-.
"Azul", pensó el hombre, recostado en la cama de hospital. Los muros eran de un azul suave y los bordes de la habitación estaban pintados de un blanco prístino. El hombre descubrió con algo de horror que no podía mover su cuerpo y de su limitada visión, notó que estaba siendo detenido por una especie de campo de fuerza que lo sujetaba y le provocaba un extraño calor. Al mover la cabeza a los lados, encontró una pequeña pantalla de un material parecido al cristal, que se encendió cuando el rostro del hombre se reflejó en ella.
-Hola, sea usted bienvenido- dijo una mujer de cabello rubio del otro lado de la pantalla- quizás se encuentre desconcertado por lo que está experimentando, así que permítame ayudarle- entonces el campo de fuerza se debilitó y el hombre sintió cómo su cuerpo era suavemente depositado en la mullida cama.
-Ahí tiene, ¿mucho mejor?- preguntó la mujer de la pantalla. El hombre asintió.
-Lo que usted experimentó es lo que llamamos "regresión sináptica". Usted fue víctima de un terrible accidente que fragmentó partes de su psique y las distribuyó en el consciente e inconsciente de su cerebro-. Apareció una pantalla más pequeña a la derecha de la primera, mostrando detalles sobre un cerebro que parecía más o menos humano. -Verá, para nosotros es muy importante que recopilemos la mayor cantidad de datos de la misión de la que usted fue parte; sin embargo, una colisión lo forzó a escapar en la única cápsula de escape de la nave y posteriormente se acercó demasiado a una "singularidad", así que tuvimos que traerlo aquí y revisarlo-. El hombre trató de preguntar algo, pero sólo escuchó balbuceos provenientes de su boca. -Señor, usted es muy importante para nosotros, así que tal como está permitido en los Protocolos de Emergencia 4A, entrará en estasis nuevamente para recuperar la información que necesitamos-.
Su respiración se agitó. Horror. Quiso escapar, pero el campo de emergencia lo retuvo y lo mantuvo rígido en la cama una vez más: la imagen frente a él comenzó a difuminarse y en apenas unos segundos, logró vislumbrar algo detrás de aquella habitación de hospital: algo que no podía llegar a entender y cuyo cerebro luchaba arduamente por ponerle una forma. Antes de entrar en shock, una sonda se pegó sobre su cabeza, apuntando con un fino láser azul y entonces, sobrevino la oscuridad.
"36 horas desde la última transmisión".
La voz ligeramente femenina de la computadora no dejaba de golpearme los oídos, junto con un pitido agudo que duraba dos segundos. Luego venían dos segundos de silencio y continuaba el pitido. Y así durante las últimas 12 horas. Frente a mí, tenía el eterno silencio del espacio.
Y ahí mismo, grité con todas mis fuerzas.
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