#RetoRayBradbury -Semana 6-
Café.
En aquél momento, lo único que deseaba era poder beberme un buen café.
Salí temprano, aún cuando el sol no había salido, rondando las oscuras calles de mi colonia, en busca de un café. No puedo empezar mi día sin uno.
¿Y quién podría? Quiero decir, huele demasiado bien. El café entra por la nariz, siempre lo he dicho: ese aroma tostado o fuerte de unos granos jóvenes y frescos, o el aroma más suave de una cosecha algo avejentada, quizás mezclado con canela y algo de leche. Tenía ganas de un café así. O por lo menos de algo de café. Así que decidí salir y caminar entre las sombras, buscando el indefinible aroma del café entre las calles y era muy seguro que fuera a encontrarlo, pues hay muchas señoras que venden café por aquí.
Personas que se levantan temprano, preparan agua caliente, la guardan en un bote y salen con sus bicicletas personalizadas para llevar pan y agua a los obreros y trabajadores que, bostezando, buscan la primera taza del día. Café barato y bueno, digo yo. No todo tiene que ser colombiano o nacional; me basta con sentir esa alegre sensación corriendo por mi cuerpo, como una manta, cuidándome desde dentro, mientras mi cerebro recibe el impulso de la cafeína y lentamente aumenta la velocidad en mi sinapsis, mi respiración se agita e incrementa y dentro de mí un monstruo grita contento que por fin ha recibido alimento.
Y así fue como llegué aquí, a este lugar, donde una joven amable me sirvió café con crema en una calle fea donde espera a los empleados de la maquila de la esquina a que salgan todos y termine su día. Así fue como terminé contigo y con esta taza de café,aunque bueno, no creo que quieras probarla, estás tratando demasiado de gritar y no tengo oportunidad de mostrártelo. Ya veremos más tarde.
Siempre es una buena hora para tomar un café.
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